En concordancia con nuestro artículo anterior, ¿te llevaste a la tarea de hacerte la gran pregunta?
“¿Cómo estás?” Fue la pregunta del mes pasado. ¿La analizaste?
Si te trajiste al momento presente como te sugerí, seguramente encaraste tus emociones.
Esas que sólo cuando nos hacemos conscientes, afloran para mostrarnos nuestras vulnerabilidades.
Hermosa vulnerabilidad que nos hace más humanos si la sabemos acoger con la belleza que representa.
Sin embargo, en la actualidad es imperante el Pensar. Nos creemos más inteligentes por la cantidad de información que logramos absorber a nivel cognitivo e intelectual.
Pero ¿qué pasa con la Inteligencia Emocional?
Esa Inteligencia, que en mi opinión es la que impulsa nuestra capacidad creadora, es necesaria para desarrollar relaciones empáticas, duraderas y respetuosas.
Es en el Sentir donde encontramos nuestras más grandes pasiones, amores y miedos, donde al permitir el latido del corazón de manera intensa se gestan los sueños, las metas e ilusiones y si de verdad sientes, no te puedes mentir.
Pero no está entre las materias a estudiar en el colegio. Y si en nuestra primera infancia no contamos con la suerte de recibir el cobijo, la seguridad y el amor en el hogar, esa capacidad de sentirnos no prima y, en muchos casos, aterra.
Para que no se apodere de ti el temor a sentir, la invitación ahora es que en ese momento presente logres observar y acoger tu emoción: la que sea.
Esa que tal vez te hace sonreír y te crea ilusión o tal vez aquella que te sobrecoge y te hace llorar.
Tómala como base sólida para la creación de una realidad más agradable y date cuenta que tienes un mundo de posibilidades.
El lugar en donde estás a nivel emocional es la tierra fértil para sembrar una nueva realidad. Es con la fuerza que tienes en tu corazón que vas a lograr salir de la situación poco agradable que estás creando o continuar agradeciendo y disfrutando lo que ya te hace feliz.
Es desde esa emoción que lograrás abrazar con fuerza a quien te acompaña en el camino o liberarte de quien te invita a aprender a través del dolor.
Es la emoción la brújula que te muestra si estás donde quieres estar o por el contrario necesitas ajustar tus velas para cambiar el camino.
Es en tu Sentir donde está tu Verdad. Siente, vibra, llora si es necesario, pero sobretodo vive porque, así como tu corazón late, así de fuerte puede latir tu vida.
Te deseo todo lo bueno.