Al sur de Orlando, Ángel Iván Rivera Morales, barbero de oficio y pintor por naturaleza, abrió junto a
su socio Gabriel Marrero una barbería que a la vez funge como galería de arte llamada New Concept. Conozca al pintor barbero, su barbería galería, sus inspiraciones y las motivaciones detrás de su proyecto.
Ángel Iván Rivera Morales nació el 8 de enero de 1981 en el barrio Caimito de San Juan, Puerto Rico. A los ocho años comenzó a dibujar los personajes de Disney, Condorito y DC Comics, dando sus primeros pasos como ilustrador.
En la adolescencia experimentó con el graffiti, pero cuando entró a la escuela superior abandonó la pintura por un tiempo debido a que lo expulsaron en cuarto año. Por esos tiempos ya había comenzado a incursionar en la barbería que aprendió observando. “Con la moda del reguetón se comenzó a experimentar con los fades, los blowouts, y es en ese contexto que empiezo a recortar a mis vecinos y amistades, y era la manera de tener unos chavos durante la escuela superior,” dice Ángel Iván con su sonrisa amplia y cálida.
Se mudó al pueblo Río Piedras a los 17 años donde el barbero Miguel Monserrate le dio la oportunidad de recortar en su barbería. Según su abuela, Ángel tuvo un bisabuelo barbero y por parte de su madre, el abuelo tenía un colmado. Estuvo en la barbería de Miguel durante un año. Antes de entrar a la Universidad de Puerto Rico a estudiar arte, habilitó un espacio en la casa de sus padres donde recortaba durante sus días libres de la universidad: “Atendía hasta 20 o 25 clientes en un día ocupado.”
Cuando entró a la universidad, sus deseos de estudiar arquitectura se fueron al suelo debido al promedio y ausencia de padrinazgo, pero se contentó con estudiar arte. Tomó clases de historia del arte con la Doctora Teresa de Dios, Directora del Instituto de Cultura Puertorriqueña en el 2000. Con ella comprendió que los nombres de los artistas y las piezas se grababan con facilidad en su memoria.
En su tercer año entra a los talleres de pintura y dibujo con los maestros Rafael Rivera Rosa y Martín García. Gracias a ellos descubre que se puede vivir del arte, rompiendo así el estereotipo de que los artistas se mueren de hambre. Además, comprende que estas personas se ven vivaces, alegres, bien mantenidos a pesar de estar en los cincuenta años de edad, muy diferente a lo que estaba acostumbrado a ver en otras personas. Ese aspecto juvenil lo inspira a aspirar a ser como ellos, quienes hacen lo que aman y se mantienen desarrollando: “El paso del tiempo en estas personas no hace una huella tan marcada.”
Hacia el 2006 Mariangelís quedó embarazada de Nayeli. Ángel aún no se graduaba de la universidad y estaba desempleado. El abuelo de parte de mamá había fallecido y así mismo había cerrado el colmado. Siendo esta la única alternativa, Ángel y Mariangelís se mudaron a la casa del abuelo y el espacio que era colmado lo transformó en una barbería.
La pintura seguía merodeando en su ser, pues aspiraba a “Hacer algo aparte, diferente, que me retara intelectualmente.” Fue así como abrió su taller de pintura en un garaje al lado de la barbería. Algunas de las piezas de arte las exhibía en su barbería y la clientela comenzó a entablar un diálogo en torno a las pinturas. Además, vendió más de 60 piezas en la galería Biaggi Faure Fine Art, pero dijo que la remuneración no era la esperada.
Debido a esto Rivera sintió que había llegado a un límite en su carrera profesional tanto de artista como barbero si seguía en ese lugar, pues comprendió que a partir de ahí ya no habría más progreso. Así que decidió cerrar el negocio y mudarse a Orlando en el 2012. Desde entonces estuvo en dos barberías, en la primera la mala administración llevó a que junto a uno de los socios abrieran otro espacio. En esta segunda barbería se encargó del logo y la página web, pero al cabo de dos años le pidieron que se fuera.
El actual socio, Gabriel Marrero, se indignó con la decisión y se fue junto con Ángel. Fue entonces cuando concibieron New Concept Barbershop and Art Gallery, un espacio alternativo para presentar la obra de artistas emergentes para el disfrute de la clientela que viniera para recorte.
“Yo entendía la necesidad de un espacio cultural donde no mediara el dinero, pues muchos espacios cobran por exhibir, las exposiciones son limitadas y a veces duran sólo un día. No le dan la exposición al artista que el artista se merece. La obra de arte es un aporte a la sociedad y por eso el artista no tiene por qué mendigar ni pagar para que lo exhiban, antes deben pagarle al artista.”
Ángel dice ser exigente con lo que exhibe: “No busco obras para decorar espacios. Busco obras con un contenido intelectual, con un mensaje, con un trasfondo filosófico. Además, tengo en cuenta la madurez del artista, su humildad y la seriedad con la que toma su oficio teniendo cuidado de no ir a subestimar.”
Ángel combate esa sociedad de “Estrellas fugaces” donde se busca una fama instantánea a través de una pieza, “Esto se desarrolla con el tiempo y requiere mucho esfuerzo y preparación. No es justo que aquellos artistas que más empeño le ponen a desarrollar su obra sean relegados mientras la mediocridad se exalta. Es un fenómeno del mercado.”
Para Ángel la responsabilidad de este Fast Food de la cultura recae en los medios de comunicación, pues acostumbran a su audiencia a contenido colorido y liviano que no fomenta la reflexión ni obliga a pensar. “El producto liviano y fácil de digerir le llega a las masas, mientras que el producto con un contenido más profundo, como es difícil de digerir y requiere reflexión para entenderlo, la gente no quiere tomarse el tiempo ni el trabajo para apreciarlo, por lo que muchas veces pasa desapercibido.”
El Artista
Ángel Iván se formó con los pintores Rafael Rivera Rosa, Jaime Romano y Carmelo Fontane en el expresionismo abstracto europeo recogido en Nueva York fusionado con la tradición africana y precolombina en Puerto Rico.
“Su lenguaje era abstracto pero más lírico, que gira alrededor del paisaje, de nuestra circunstancia como isla, de las emociones que siente el puertorriqueño. Nosotros hablamos mu- cho de la intuición, que es el cúmulo de sentimientos y experiencias que habitan dentro de uno y cómo eso se puede condensar en un gesto, un reflejo o una acción momentánea. Eso es algo que me ha guiado mucho en mi proceso.”
En un principio pintó a las personas de su pueblo y sus paisajes, y no pudo desligar las emociones producidas en él por aquellas personas, resultando en pinturas que no eran sólo retratos sino paisajes emocionales. Esto no le gustó a la gente y le llegaron a decir “Eso nadie lo va a querer comprar.” Pero él insistió en su búsqueda de representar la tragedia y su obra se vendía.
Al pintar, Iván entabla un diálogo con su cuestionamiento existencial, sus preocupaciones y sus habilidades como artista. “Dejo que fluya, que salga, es como un automatismo pero reflexivo. Es como si estuviera descifrando un acertijo, donde me contesto preguntas a través de la pintura. El arte y la vida se unen, se vuelven intrínsecos, porque el arte y la vida están entrelazados, pues para crear uno tiene que vivir.”
Por otra parte, Ángel Iván se inspira mucho en los paisajes oníricos, los cuales cataloga como acontecimientos pictóricos y que “A veces presagian momentos que están por ocurrir. Me he encontrado haciendo obras que les pongo el título porque eso es lo que la obra me refleja. Al cabo de un tiempo, la obra de momento encaja con una situación que está ocurriendo y hasta el título es apropiado y se revela el misterio.”
Iván compartió una anécdota que habla un poco sobre cómo se relaciona con sus pinturas en sentidos oníricos, proféticos y filosóficos. Mientras sus obras Terrorismo Capital y Descomposición Social estaban exhibidas en el National Museum of Puerto Rican Arts de Chicago en el marco de la exhibición La Diáspora organizada por él, pasó el huracán María. Ángel tuvo una sensación desconcertante y amarga al ver las imágenes del paso del huracán:
“Sucedió una cuestión de fenómeno, las personas que vivían en Puerto Rico no tenían la oportunidad de ver lo que pasaba en su alrededor porque estaban encerradas en sus casas, sin comunicación, sin internet, no tenían nada. Sin embargo, los que estábamos afuera, estábamos viviendo el fenómeno en primer plano, las imágenes en los teléfonos. En vivo vimos cómo esos ríos se salían de su cauce, cómo el viento se llevaba las casas, cómo se caían las carreteras. Tú sabes, una sensación de impotencia grandísima. Lo primero que te viene a la mente son familiares y que se van a perder vidas inevitablemente.
“Entonces, a eso súmale que de momento tú estás viendo unas imágenes y cuando tú miras a tu alrededor, esas imágenes tú las tienes colgadas en tus paredes. A mí me creó una sensación bien difícil de digerir. Tú tienes unas imágenes… ¡y el título! Fue bien chocante. ¿Después de un huracán qué hay? Deconstrucción social, la sociedad se descompone. Y un terrorismo capital porque son los intereses capitales lo que impiden que la situación se recupere al paso que se debe recuperar. Intervienen, se aprovechan, generan capital a partir del desastre.
“En los últimos años no he creado muchas pinturas pues estoy aprendiendo a canalizar aspectos de mi obra y no crear por crear. Es curioso pero no es una cosa muy misteriosa, porque ese es el mundo en el que estamos viviendo. Más allá de un Post-Modernismo, una sociedad caótica que está entrando en un período de descomposición.”
Abstraerse para apreciar el arte abstracto
The artist must train not only his eye but also his soul.
—Kandinsky.
El arte abstracto, en ojos de Ángel, es una forma de llevar su técnica más allá de su propia capacidad: “El proceso creativo es importante. Traducir una imagen tal cual o hacer un surrealismo, llega un punto donde eso ya no te reta. Te reta más el descubrimiento propio a nivel técnico y matérico, lo que tú estás aprendiendo en el proceso, lo encuentras más seductor, más gratificante que transmitir una imagen tal cual la ves. Han creado un mal concepto de que el artista abstracto es incapaz de crear figuras o arte realista. Y no necesaria- mente. Hay unos que se deciden por esa otra exploración porque no encuentran gratificación en recrear la figura.”
En este sentido, parece crucial la necesidad de permitir abstraerse frente a una pintura abstracta, es decir, permitir “La conexión que se da con el espectador, que va más con el alma que con el ojo,” y permitir un juego de guía con el título: “El título es una llave para abrir un candado.” Por lo tanto, parece que la necesidad de un con- texto discursivo es crucial para ahondar en la comprensión de una obra abstracta: “Se logra haciendo exposiciones de esos artistas en un contexto apropiado donde tú le des al público las imágenes, pero también lo que necesita para entender esas imágenes.”
En este aspecto crece una dificultad, pues algunas veces aquello que el público necesita para contextualizarse está por fuera de su interés, como leer historia del arte o crítica del arte. Pero a la vez surge una oportunidad de crear espacios donde se llegue a aquellas comprensiones de maneras visuales y nutridas pero de fácil asimilación y atractivas. “Personas como tú explican o transmiten la intención que hay detrás del trabajo, para ayudarle a las personas a entender por qué se hace lo que se está haciendo. Todo esto es un proceso educativo.”
¿Para qué sirve el arte?
“El arte me salvó la vida. En mi juventud mis amigos estaban cayendo en drogadicción y tomaban decisiones que inevitablemente los llevaba a la cárcel o al cementerio. Me di cuenta de lo efímera que es la vida y de cómo se te puede ir en un segundo por una mala decisión.
Descubrir una oportunidad en el arte fue como una salvación. Cuando me di cuenta de este mundo fantástico y bello con tantas riquezas históricas, entendí que había más en la vida que lo que yo creía predestinado para mí. Fue una revelación. Me podía salvar si me apegaba a este mundo tan bonito, tan exquisito relacionado a la creación y con las cosas que habían hecho otras personas antes que yo. Sumergirme en un buen libro o película y avanzando mi proceso creativo en lugar de salir a la calle.
“El arte también es una herramienta importante de comunicación que no se sabe cómo puede tocar las vidas de las personas. Nunca sabré cómo tocaré la vida de los niños que vienen a este espacio, pueden despertar, los puedo salvar a ellos.”
Para Ángel, hacer arte es una forma de desahogarse y darle vía a la expresión de sus emociones, es un acto que lo mantiene cuerdo, una necesidad existencial.
New Concept: creando espacio para el arte hispanoamericano
“Sería para mí ideal que en algún futuro esto pudiera convertir- se en catalizador para que en 10 o 20 años surgiera un museo de arte hispanoamericano aquí en Orlando.” Para Ángel el espacio ya cumple con su finalidad que es acercar las obras de los artistas a la comunidad, pero aspira llegarle al círculo del coleccionismo, para que encuentren en su galería una alternativa para hacerse a arte de gran valor cultural.
Ángel Iván es pintor, barbero, galerista y gestor cultural y aspira ser un impacto positivo para la comunidad y para los artistas de gran talento que carecen las oportunidades dentro de la inclemencia del mercado: “Me gustaría que Orlando se convierta en una alternativa para que los artistas de gran talento puedan venir a vivir de su arte sin ser absorbidos por Disney que los vuelve performers. Me gustaría ser un agente de cambio.”
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1 thought on “El Pintor Barbero: La Importancia de Abstraerse”
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Excellent interview; intelligent and thought-provoking from both sides. I was most impressed with the dialogue that ensued between Felipe Robayo and Angel Ivan Rivera, that reflected the vision of an artist and the power of the written word. Kudos.