Las Gracias
Saludos queridos lectores de América. Hoy celebramos el 2° aniversario de la revista con orgullo, entusiasmo, gratitud y calidez en el corazón.
Este proyecto nació con la intención de resaltar el impacto positivo que somos como comunidad hispana y latina en el centro de la Florida, y ya con este número circularon 25 ediciones como testimonio de ello.
También comenzamos con el deseo de descubrir eso que somos como “nuevos americanos,” una búsqueda por comprender de qué manera se manifiesta el sueño americano en nuestros paisanos, y cómo este país va forjando a nuestros hijos por caminos de nuevas oportunidades y dificultades.
Así, nos sentimos bendecidos e infinitamente agradecidos por el apoyo de nuestras familias y amigos, por la fe que los anunciantes han depositado en nosotros y por el interés y retroalimentación de usted querid@ lector(a).
A todos ustedes: gracias.
Una luz
Las historias de llegada a este país son tantas como estrellas en noches despejadas en el campo o como granos de arena en las costas de Florida.
Sin embargo, hay un elemento compartido entre los que venimos de América Latina que quizá represente un impedimento para llegar a ser la mejor versión de nosotros mismos. Ese elemento es la desconfianza en el otro. Y no se me hace demasiado extraño, ya que tristemente nuestros países cargan historias de violencia, corrupción, dictaduras, subdesarrollo y ausencia de oportunidades a pesar de ser ricos en materia prima, fauna, flora y recursos naturales.
Somos una raza que ha sobrevivido a pandillas como la Mara Salvatrucha, el Comando Vermelho y el Primer Comando de la Capital. Fuerzas Policiales a las que se le va un poco la mano con la fuerza como al ESMAD, FAES y ROTAM. Guerrillas como las FARC, ELN y Sendero Luminoso. Grupos paramilitares como las Convivir, Bloque Metro y el Clan del Golfo. Las dictaduras como las de Maduro, Videla, Pinochet y Trujillo. Las Bacrim como las Águilas Negras, los Rastrojos y los Urabeños. Y consorcios del narcotráfico como el Cartel de Medellín, el Cartel de Sinaloa y el Cartel Jalisco Nueva Generación.
¡Y tantos otros lastres que impiden nuestro progreso como continente!
Pero aún así, aquí estamos, en busca de serenidad, paz, alegría, tranquilidad y oportunidad. En ese sentido, considero que está en nuestras manos romper con aquella desconfianza que pareciera ser parte de nuestra cultura y personalidad.
Pero hay un principio americano que contrarresta aquella desconfianza. Ese principio es el beneficio de la duda. Gracias al hecho de vivir en este país debemos darnos la oportunidad de dudar sobre nuestra propia desconfianza y crear nuevas conexiones con desconocidos, ya que bajo ese principio, así como es posible que puedan hacernos daño, así mismo pueden traernos un mar de beneficios.
Y es por eso que además de aprender a confiar, tenemos la tarea de preservar esa confianza y proteger cualquier infiltración de aquella corrupción del sur y centro del continente. Es nuestro deber preservar el derecho a confiar.
Sin embargo, de un tiempo acá se viene cultivando la desconfianza hacia las noticias, hacia los líderes políticos, hacia las motivaciones detrás de necesidades sociales y civiles. Se desconfía de la eficacia de la vacuna contra el COVID y se cree más rápido que la vacunación en masa es un complot para insertar nanochips de rastreo y control de la voluntad.
Coloquialmente: ¡no se confía en nada ni en nadie!
Pero como dijo una maestra en los tiempos remotos de la universidad, “sin confianza no hay nada.”
Así, los invito a confiar en el prójimo y a recordar por qué y para qué vinimos a este país, que en esencia, fue para un futuro mejor y un presente tranquilo y feliz. Eso nos va a permitir construir una red fuerte y elástica y consolidarnos como la fuerza cultural y económica que somos en esta gran nación que nos cobija a todos, de lo contrario nuestros cimientos sucumbirán como las Champlain Towers, y nuestro discernimiento será incapaz de diferenciar al bien del mal.
Condolencias
A nuestros hermanos de Haití, les alargamos nuestras condolencias por el asesinato de su presidente, que peor que no saber a ciencia cierta quién fue y bajo qué motivo, es que con ello decapitaron la democracia haitiana.
Sin más, que su verano sea espléndido, su trabajo sea ameno, sus negocios sean prósperos, su familia esté en armonía, y se cumpla su sueño.
¡Qué viva América!