Estamos en elecciones presidenciales en Estados Unidos.
Las primarias están abiertas y usted ya puede ir a votar por su candidato.
Donald Trump, Kamala Harris y Robert F. Kennedy Jr. son los candidatos principales del partido Republicano, Demócrata e Independiente respectivamente.
El 13 de julio, en el mitín de campaña en Butler, Pensilvania, Thomas Matthew Crooks, de 20 años, disparó 8 veces contra el expresidente Donald Trump y le asestó un tiro en la oreja. Murió un asistente y dos quedaron críticamente heridos.
El servicio secreto protegió al expresidente, el equipo contra francotiradores eliminó a Crooks en 5 segundos y Trump se levantó alzando el puño en alto gritando “Fight!” en una icónica imagen que le dio la vuelta al mundo en segundos.
Para la opinión pública, el atentado constituye un pronóstico de victoria para Donald Trump.
Por su parte, Kamala Harris escogió a Tim Walz como compañero de fórmula. Tim es el actual gobernador de Minnesota, veterano del ejército y prosindicato. La salida de Joe Biden de la carrera fragmentó la unidad del partido demócrata y ahora Harris busca reforjar las alianzas.
En cambio, Robert F. Kennedy Jr. propone lo que pareciera un término medio entre Trump y Harris: fortalecimiento de la frontera a la vez que se fomenta la nacionalización de los recién inmigrados.
Vale resaltar que Trump busca fortalecer la economía del petróleo y combustible fósil, lo cual disminuiría el costo de la gasolina y de la producción de energía, que a su vez podría tener un impacto positivo sobre la canasta familiar y la inflación. El contra de ello es el impacto ambiental, tema que Harris aprovecha para avanzar la despetrolización de Estados Unidos y enfocar el desarrollo de la industria en la energía eléctrica. Kennedy aboga por las dos, y que continúe el fortalecimiento de la industria nacional.
Eso sí, los tres están detrás del voto hispano y latino, pues reconocen el poder de decisión que la comunidad ejerce sobre el destino de la nación.
Al sur del continente, en Venezuela, se ciñe un oscuro tiempo.
El dictador Nicolás Maduro comienza a dar campanadas de un tiempo pasado, similar a la dictadura de 1948 hasta 1958 con Marcos Pérez Jiménez, quien asumió la presidencia en 1952 tras fraude electoral contra la Unión Republicana Democrática. La mayoría había ganado, pero no fue sino hasta el 23 de enero de 1958 que lo derrocaron con un golpe de estado.
Ahora, María Corina Machado, líder de la oposición venezolana, inhabilitada para correr por la presidencia de Venezuela como candidata de la Plataforma Unitaria, respaldó a Corina Yoris, quien no logró inscribirse y, finalmente, respaldó a Edmundo González, quien se convirtió en el candidato de la oposición.
Las votaciones fueron el 28 de julio. Ambos partidos se declararon ganadores… Se asemeja a 1952… El terror recorre las calles. La ciudadanía desconfía del ejército y la policía. Reportan encarcelamientos políticos. Los Colectivos y los Trenes aprovechan el vacío de poder y ejercen su extorsión y criminalidad a sus anchas. El ciudadano, ante la incertidumbre, cansado, agobiado, agotado, furibundo, cargado de angustia e impotencia, se levanta, se alza en armas, exige claridad, pela el diente, muestra su ira y lucha por su patria hasta la muerte… Dios proteja a Venezuela de una guerra civil, que no se desate en todo su furor y, por el bien de la democracia y el pueblo venezolano, que logren una resolución pacífica pronto.
De desatarse una guerra civil en Venezuela, la crisis migratoria venezolana se agudizará.
Hermanos venezolanos: lo sentimos. Fuerza. Bienvenidos.
En Estados Unidos no podemos permitir que se acabe la democracia. Debemos proteger los procesos electorales y crear veedurías ciudadanas multipartidistas para que se brinden las debidas garantías durante las elecciones.
Los gobiernos estatales y el gobierno federal deben recuperar la confianza de los votantes hacia el proceso electoral, de lo contrario, estamos encaminados a repetir lo que hoy por hoy está sucediendo en Venezuela.
No lo podemos permitir. Salga y vote con confianza. Estados Unidos es fuerte por su democracia.
¡Que viva América!