El dolor invade al mundo. Los misiles rusos caen sobre Ucrania a diestra y siniestra sin discriminación. Las mujeres huyen con los niños mientras los hombres se arman y se preparan con orgullo y una valentía nacida del hastío hacia ese enemigo, aquel que se tomó Crimea y Sevastopol hacia febrero del 2014 y que ya el 18 de marzo del mismo año las declaró Sujetos Federales de Rusia número 84 y 85 sin importar cuánto se opusiera o decretara la ONU.
¿Qué fue lo que pasó? ¿cómo fue que de repente comenzaron a llover las bombas rusas sobre las calles de Melitopol, Mariupol, Karkiev, Sumy y Kherson? ¿En qué momento se perdió la noción de la soberanía militar, política y económica de cada Estado-Nación?
Personalmente, a mí las armas me importan poco. Comprar un arma y sacar permisos de porte ha sido algo lejano de mis prioridades. Pero ante la violenta incertidumbre del mundo, Dios no quiera y uno termine en una situación vulnerable y totalmente indefenso. En realidad, las armas me gustan poco.
Prefiero el diálogo y la comunión al enfrentamiento y la división.
Además, siendo honesto, no me da la sensación de que al tenerla me vaya a sentir más seguro. De hecho, tantas historias de niños que encuentran armas malescondidas me mantienen al margen de adquirir una. O historias de desadaptados que un día se levantan con ganas de probar el gatillo en las escuelas en el mall.
Por eso hay quienes dicen que uno no sabe quién pueda acercársele a uno. Dicen que el mundo está loco y que se tienen que proteger de tanta locura y de tanta maldad. Total, la filosofía de “O Usted o Yo” predomina en nuestra forma de ser.
Las bombas caen en Kiev, las metrallas martillan a ritmo de taladro hidráulico, los tanques ganan terreno con su avance de tortuga letal, mientras los hombres de la resistencia se camuflan entre los escombros urdiendo venganza bañados en polvo gris, adobe y sangre.
¿Cuántas madres, hermanas, hijas, abuelas y esposas deberán perder a sus hombres?
¿A qué se debe tanta guerra en el mundo? ¿Cómo es que siempre encontramos un motivo para pelear? ¿Cuándo encontraremos un motivo para amar más fuerte que para batallar y guerrear?
Sí, somos diferentes, pero no por eso uno de los dos debe desaparecer de la faz de la tierra, como si la sola existencia del otro constituyera una amenaza letal a la integridad y bienestar de uno y la comunidad y viceversa.
Es quizá en esa búsqueda de la comprensión de dónde viene el otro lo que nos permite aceptar la diferencia y aprender a convivir con el disentimiento. Enemigo no es aquel que no está de acuerdo conmigo. Si eso fuera así, quizá no podría tener amigos.
Enemigo es aquel que considera mi forma de ver el mundo como una amenaza directa ha su existencia y decide atacarme con el fin de protegerse antes de que yo lo acabe a él, así no tenga intenciones de hacerlo jamás.
El sólo hecho de esa posibilidad hace que surja el enemigo, pues este no permitiría que esa posible amenaza que existe dentro de su cabeza, escale a una realidad.
Ya los tiranos de nuestras tierras nos han mostrado el alto costo de sangre y lágrimas que produce su paso por el mundo. Por Chile pasó Pinochet, por Argentina Videla, por Dominicana Trujillo, por Colombia Rojas Pinilla y el Narco-Estado, por Venezuela Chávez-Maduro, en Honduras está la Mara, y en México el Cártel Nuevo Guadalajara. Y claro que me quedan unos por fuera, pero para ponerlos a todos, necesitaría la revista entera.
A los ucranianos les deseo que encuentren resguardo seguro. La OTÁN permanece al margen para evitar la Tercera Guerra Mundial, pero ¿qué pasó con la defensa de la libertad a toda costa?
¡Primero muertos que esclavos de una ideología impuesta! ¡Libertad o Muerte! Ningún pueblo puede llamarse a sí mismo redentor de otro cuando su principio fundamental es la censura de la diferencia.
¡Ni un muerto más! ¡Ni un desplazado más! ¡Viva Ucrania Libre!
Vivir sin miedo es un derecho.
Merecemos vivir en Paz.
нет воине
¡Slava Ukraini!