Feliz mes de la Herencia Hispana. Son 30 días de celebración, desde el 15 de septiembre hasta el 15 de octubre donde celebramos las contribuciones a la historia, la cultura, la gastronomía y a la defensa de los Estados Unidos.
Es un mes para celebrar el impacto positivo que somos como hispanos y latinos en los Estados Unidos, que en la actualidad representa casi 60 millones de habitantes o 18,9% de la población total.
Es por eso que Kamala Harris y Donald Trump están desesperados por nuestro voto.
Es tanta la influencia que ejercemos sobre los resultados de las elecciones que podemos significar esa facción que escoge al siguiente presidente de la nación.
Por eso nuestro voto es fundamental y apetecido.
Vote por quien vote, vote.
Ejercer su derecho al voto es un acto de libertad que le da voz a usted y a su comunidad.
Es importante, también, dejar atrás las formas de hacer política de nuestras naciones latinoamericanas, donde el voto se vende, donde el voto se regala al mejor postor, donde al voto lo amedrentan, donde el voto es motivo de pelea.
Aquí, en los Estados Unidos, la democracia funciona porque hay confianza en el sistema electoral. Lamentablemente Trump tuvo ese episodio del Capitolio durante enero 6, y muchos no podrán perdonarlo. También instigó a varios estados sobre posible fraude electoral, pero perdió en todos los escenarios.
Sin embargo, hay que ser imparcial, y también ver que él no fomentó una toma violenta, sino que algunos de sus seguidores ya habían planeado una agenda por fuera de las instrucciones del entonces presidente saliente.
Del mismo modo, es como si le atribuyéramos a Kamala Harris la última masacre estudiantil en manos de Colt Gray, un miembro de la comunidad LGBTQI+, quien sufría de matoneo en la escuela por ser homosexual. No podemos atribuirle esa masacre a Harris simplemente porque ella apoya a esa comunidad o porque insta a dicha comunidad a defender sus derechos.
El debate en ABC dejó bastante qué desear de ambas partes, pues se dedicaron más a pelear entre ellos buscando desprestigiar al otro que presentar las políticas de su programa presidencial.
Será una contienda electoral histórica.
Lo vital es, gane quien gane, evitemos agitarnos o pelear entre nosotros. Al final, no vale la pena la enemistad pues fractura nuestro tejido de concordia y estabilidad. Además que puede destruir nuestra confianza, la base de nuestra democracia.
Ahora, hay algo cierto y es que más subsidios, más impuestos y más guerra, mientras mantenemos una política de frontera abierta, nos llevará a la quiebra como nación, y eso no lo podemos permitir.
También queda claro que, aunque necesitamos energía renovable, también necesitamos la energía fósil ya que nuestra infraestructura está diseñada para esa energía, de modo que tiene que ser más que una transición energética, una integración de ambas energías. Además el petróleo es la sangre de la economía americana, y con el BRICS, el petrodólar quedó en los libros de historia. Arabia Saudita ahora vende su petróleo en rublos, renminbi, euro y yen.
Nos toca aumentar la producción nacional.
Por último, hay que dejar a los niños ser niños, dejarlos en paz. Alimentar una noción falsa de sí mismos resulta en daños psicológicos irreversibles. Lo vital es empoderarlos en aquello que biológicamente es evidente y a amarse a sí mismos. Su bienestar es nuestra verdadera pelea. ¡Qué viva América!