Venimos de querer estar presentes y de llevarnos al sentir. ¿Qué tal si en este caso le damos cabida al Pensar y tratamos de comprender cómo van de la mano, para lograr un momento Presente satisfactorio?
Por definición, el Pensar es la capacidad de formar ideas mentales, relacionadas unas con otras para estudiarlas, comprenderlas o tomar decisiones. Es decir, esa capacidad de entender desde el conocimiento y la racionalización.
Sin embargo, ¿realmente cuando piensas en ese “cómo estás” lo haces en momento presente? ¿O están determinados tus pensamientos actuales por memorias almacenadas cerebralmente?
En la gran mayoría de los casos, el pensamiento está directamente relacionado con aquellas ideas mentales instaladas en nuestra niñez y adolescencia.
Memorias que formaron conceptos fijos que en la adultez se traducen en que sigamos tomando decisiones con información pasada.
Por lo tanto, dentro de ese proceso de consciencia presente, es muy importante analizar desde dónde estamos pensando y si en realidad esos pensamientos están conectados con el sentir actual; o por el contrario, son el resultado de heridas, placeres, disgustos, traumas o demás improntas instaladas en otro momento de nuestra vida.
Momentos donde seguramente no contábamos con la información necesaria para discernir el porqué de las situaciones, sino que por el contrario el cerebro las tomó como ciertas y así las instaló.
Por ejemplo, hay quienes mentalmente se repiten que no sirven para nada. ¿Es eso realmente cierto o fue algo que escucharon de niños y que en el presente ni siquiera lo cuestionan?
O sienten Amor, pero piensan que cuando uno se enamora lo lastiman. Formar un sentir y un pensar en completa oposición, se traduce en un miedo que paraliza y que sin lugar a dudas produce infelicidad.
Es justamente esa programación mental la que te invito a analizar, pero más allá de racionalizarla, es importante conectarla.
Si logras que en el presente tu Sentir encuentre pensamientos lógicos, actuales y sanos, será más probable que el resultado sea coherente y feliz.
Y tal vez te preguntes, ¿por qué desde el Sentir al Pensar y no al revés como usualmente lo hacemos?
Y la respuesta es simple: en el Sentir no hay improntas. Estas memorias sólo se guardan en el cerebro y son cuestionadas o no dependiendo de nuestra capacidad de análisis y de flexibilidad o estrechez mental.
Por ende, si tratas de tomar algunas decisiones basándote meramente en los pensamientos, hay posibilidad que termines obteniendo “lo que debes” o “lo socialmente aceptado” o “lo que tal vez estaría bien,” pero no al 100% lo que tú Quieres.
Siente y Piensa, convierte tu Corazón en la Brújula y tu Pensamiento en el Mapa para llegar a lo que verdaderamente te hace feliz.
Permítete crear tu realidad desde quien eres en la actualidad. Un Ser responsable que se permite vibrar y programar su mente a su favor.
Te deseo todo lo bueno.