Desde el momento en que supe que estaba embarazada al mirar aquellas dos líneas azules en la prueba, empecé a pensar muchas cosas. Entre ellas, y de las que más miedo me daba, estaba el parto. ¿Cómo iba a hacer mi cuerpo para sacar un pequeño humano de ocho libras desde mis adentros?
Pero era de esperarse ya que vivimos en una cultura donde el parto siempre es relacionado con el dolor. En las películas las mujeres dan a luz en los hospitales en medio de un estrés donde todos están en alta alerta. Ella suda, grita, regaña al marido, le aprieta la mano hasta dejarla casi inutilizable, entran y salen médicos y enfermeras de la habitación, y todo es un flash de eventos dramáticos que sólo culminan cuando por fin nace el bebé.
Yo supuse que el parto de mi bebé también sería algo así, ya que di por sentado que daría a luz en un hospital. “¿Quién da a luz en las casas? Sólo en el campo,” pensaba.
Pero como buena futura mamá milenial, empecé a empaparme de información. Descargué aplicaciones, leí blogs, pedí libros y devoré videos de YouTube: me sumergí todo lo que se me cruzara. Cuando leí el libro “The Mama Natural Week-by-Week Guide to Pregnancy and Childbirth” de la YouTuber Genevieve Howland mejor conocida como Mama Natural, descubrí que contrario a lo que yo pensaba, tenía varias opciones para el parto de mi bebé.
Hoy en día los partos sin asistencia médica son tan inusuales que nos hemos acostumbrado a llamar “parto natural” a cualquier parto que sea vaginal, sin importar cuantas intervenciones o cuantas drogas se necesiten para lograrlo.
Según Howland, dar a luz de manera totalmente natural es ideal, ya que al no recibir medicamentos como el Pitocin para inducir las contracciones ni la anestesia en la zona epidural para reducir el dolor, el parto sigue su curso natural, se reduce la probabilidad de complicaciones y de terminar con una cesárea.
Una mujer que quiera evitar esas intervenciones y que tenga un embarazo de bajo riesgo, puede optar por dar a luz en casa con matronas o acudir a un centro de parto donde no se practican intervenciones de ningún tipo.
Los centros de parto son centros de cuidado para embarazadas y recién nacidos donde las es-trellas del show son las parteras. Son ellas las que realizan los controles prenatales y las que atienden los partos. El lugar suele asemejarse mucho a una casa normal, con unas cuantas ha-bitaciones decoradas al mejor estilo Pinterest, una cocina, una sala de espera y también cuartos para hacer los controles con camillas y demás instrumentos médicos.
Un centro de parto en Orlando
Para mi propio parto, yo escogí el centro de partos Tree of Life en College Park, donde llevé todo mi cuidado prenatal y tuve a mi bebé el pasado 1º de julio.
El centro es dirigido por Kaleen Richards, fundadora y enfermera-partera. Richards lleva 13 años atendiendo partos y nueve como directora del centro Tree of Life, que tiene otra ubicación en DeLand.
“Yo bromeo que la mayoría de las mujeres investigan más cuando van a comprar un nuevo miniván que cuando van a dar a luz,” dice Richards, quien atribuye el alto porcentaje de partos de bajo riesgo en los hospitales a una falta de conocimiento de parte del público sobre las opciones disponibles.
En Estados Unidos hay alrededor de 4 millones de partos al año, de los cuales 98.8% ocurren en un hospital. Sin embargo, los nacimientos por fuera de los hospitales han ido incrementado en las últimas décadas. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, o CDC por sus siglas en inglés, al menos 20,000 bebés nacieron en centros de parto en el 2016, un incremento del 83% comparado a la previa década.
Beneficios de un parto natural
Quizá ustedes se estén preguntando “¿Por qué alguien querría dar a luz fuera de un hospital si es el lugar más seguro en caso de alguna emergencia?”
Para empezar, es importante aclarar que los centros de parto sólo aceptan embarazos de bajo riesgo con el fin de reducir la probabilidad de una emergencia, pero, de ser necesario, todos suelen estar cerca de un hospital. Tree of Life está a tan solo siete minutos del Florida Hospital.
Yo decidí dar a luz ahí porque quería asegurarme de tener un parto lo más natural posible, sin intervenciones ni anestesia, pues quería minimizar el riesgo de efectos secundarios para mi bebé y procurar una pronta recuperación. También sabía que si estaba en un lugar donde fuera posible recibir la epidural, en medio del delirio del dolor, quizá la pediría.
Por ejemplo, la epidural puede causar un bajón en la presión sanguínea, lo cual requiere constante monitoreo fetal. Si la presión se baja demasiado, es considerado una emergencia y se realiza una cesárea. Pero sólo el monitoreo restringe el movimiento de la madre, lo cual puede alargar aún más el proceso de parto, incrementando así las probabilidades de una complicación.
Durante mi parto en Tree of Life tuve la libertad de moverme constantemente y hacer ejercicios para ayudar a bajar al bebé, lo cual influyó a que el parto progresara.
Richards dice que cuando un embarazo es de bajo riesgo los hospitales no son necesarios y muchas veces, sólo por estar en un hospital, se terminan haciendo algunas intervenciones médicas que son innecesarias, como las cesáreas.
“A los doctores les enseñan que siempre tendrán un recién nacido vivo con una cesárea. Es como si tuviesen miedo al nacimiento, a lo impredecible, así que no corren riesgo con una cesárea, pero sabemos cómo son los efectos a largo plazo de una gran cirugía abdominal en una nueva madre,” dice Richards, refiriéndose a los prolongados tiempos de recuperación de una cesárea comparado con un parto natural.
Según la CDC, de los casi 4 millones de partos en Estados Unidos en el 2017, el 32% fueron por cesárea. La Organización Mundial de la Salud recomienda un índice por país de entre 10 y 15%.
El tipo de cuidado prenatal que ofrecen las parteras no difiere mucho del que ofrece un obstetra, ya que hacen los mismos exámenes y ultrasonidos rutinarios. La única diferencia es la visita, que es más larga que una visita a un obstetra.
“Nos sentamos y realmente educamos a la mujer para convertirla en una experta en su propio cuerpo. No es solamente revisar, revisar, revisar. Hablemos de nutrición, de tus miedos, de cómo ser lo más saludable posible y educamos sobre el parto en cada cita,” dice Richards.
Dar a luz en un centro de partos o en casa es mucho más económico que un parto natural en un hospital, y es aún más económico que una cesárea. Es por esta razón que la mayoría de los seguros médicos ahora cubren los centros de partos, incluso Medicaid, que paga por casi la mitad de los partos en los Estados Unidos.
Un cuidado distinto
Inmediatamente después que nació mi hijo me lo pusieron en el pecho para tener contacto piel con piel y establecer un buen agarre para amamantar. Después de varios minutos, mi pareja cortó el cordón umbilical de nuestro hijo. Cuando salió la placenta, nos la mostraron y nos enseñaron sobre sus diferentes partes y funciones. Caminé sin problema ese mismo día. Luego nos visitó nuestra familia y unas horas después estábamos en casa durmiendo en nuestra propia cama, pero con un integrante más.
Nuestra experiencia dando a luz fuera de un hospital fue genial y lo volvería a hacer si tengo un segundo hijo. Quisiera que más mujeres supieran que un centro de parto es una excelente alternativa, pero desafortunadamente mucha gente cree que el hospital es el mejor lugar.
De hecho, las hispanas somos las menos entusiastas en cuanto a dar a luz fuera de un hospital. Una encuesta nacional de Childbirth Connection preguntó a mujeres que acababan de tener un hijo y querían un segundo si lo tendrían en casa. Un 74% de las hispanas respondieron que “definitivamente no” lo tendrían en casa.
Richards cree que esto se debe a una cuestión de orgullo y de falta de conocimiento.
“La gente asume que en un hospital van a recibir la mejor atención posible y piensan ‘yo tengo el dinero para pagar lo mejor, solo los pobres dan a luz en la casa.’”
“Tampoco están educados en qué consiste en realidad una atención médica de excelente calidad porque a las minorías en este país se les ha enseñado que no pueden cuestionar las cosas, y si te han enseñado que no puedes cuestionar las cosas, no lo harás y tampoco vas a investigar qué es lo mejor para ti. Eso es triste y se necesita empoderamiento para poder ir más allá.”
Nota del Editor: Pueden contactar al centro llamando al (407) 878-2757 o visitando su página web www.tolbirth.com
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