Building Cityscape

La Economía Cambiante | Octubre 2021

El 4 de octubre, Fantasia Holdings Group Co. falló en el pago de U$206 millones en bonos de dólares.  Evergrande, la constructora más grande del gigante asiático, falló el pasado septiembre en dos pagos de intereses sobre una deuda de U$300 billones.

Los analistas financieros han estado advirtiendo un posible colapso de efecto dominó en la economía mundial y hay quienes comparan la crisis de Evergrande con la de Lehman Brothers en Estados Unidos en el 2008, llamándola cariñosamente la Lehman China.

Según el Wall Street Journal, lo grave no es tanto la incapacidad de pagar sus deudas, sino el origen de aquel dinero. 

Al parecer, en China es práctica común pagar por un inmueble antes de que exista. Así es, el consumidor chino compra casa con la promesa de planos, pues de esta manera suele entrar a un mejor precio a la prometida vivienda. Pero el gran riesgo de estas pre-ventas es que las constructoras pueden fallar en la entrega. 

Y eso es lo que está pasando. Una porción significativa de edificios se están quedando a medias.

Otras, como el Leon Star City Phase 2 Project, optaron por demoler sus 15 elefantes blancos que llevaban casi 10 años uno junto al otro soportando la corrosión y la filtración en los cimientos.

Y la gente se está quedando viendo un chispero. No hay quién responda. En las cadenas de abastecimiento se ha estado transfiriendo la deuda de Evergrande en forma de pagarés emitidos por la empresa, por lo que proveedores ahora tienen en sus manos papeles con cifras de pago incierto. 

Así, los ciudadanos que invirtieron en su sueño de poseer una casa a la cual llamar hogar, ahora se enfrentan a puertas cerradas, rostros mudos e impasibles, y un inminente desplome de sus bolsillos.

Y es que la caída de los 15 edificios clama a gritos una metáfora para el ojo adiestrado. Aquel colapso es quizá una alusión al desplome económico y los edificios caídos semejan esqueletos de ballenas varadas en la playa. El sobre apalancamiento de la deuda tiene a los chinos volando por los aires como un salto de garrocha, y ahora la gravedad surte su efecto de caída libre y abajo no hay colchoneta.

Mientras tanto, en Estados Unidos se hace cada vez más inaccesible la vivienda primaria para los Milenialls.

Durante la pandemia, el precio promedio de una casa de tres habitaciones incrementó en un 13.2% entre marzo 2020 y 2021 según Zillow, es decir, de $253,664 pasó a $287,148 dólares a nivel nacional.

En Orlando las casas costaban menos de $200K en el 2018 y hasta mediados del 2019. Pero ahora se está de suerte si se encuentra una casa en los $300K bajos. 

Y las loras cantan igual aquí, dicen “Eso es una burbuja que está a punto de estallar,” pero la realidad es que el salario mínimo aumentó casi al doble en toda la Florida, la moratoria de desalojo ha prevenido el ingreso de nuevo surtido al mercado, lo cual desploma la oferta y dispara el costo por la nueva demanda desproporcionada que se debe a dos factores: uno, la disminución de la oferta y dos, la nueva capacidad adquisitiva del consumidor, factor que impulsa a más personas a comprar una vivienda ya que su nuevo ingreso le favorece a la hora de pedir un préstamo hipotecario.

Sin embargo, sí es cierto que han aumentado los micro-flippers, por lo que encontrar deals en pending es cada vez más común. Los micro-flippers encuentran un vendedor motivado -eufemismo para decir al borde de la quiebra- y firman un contrato de promesa de compra y venta. Una vez con el contrato, el micro-flipper encuentra un inversionista y le vende el deal con un pequeño margen de ganancia, entre $5K y $15K dólares. La cuestión es que esta operación se repite hasta llevar los costos de la propiedad a puntos que rayan en lo absurdo.

Lo más probable será una corrección en los precios, que por cierto ya se evidencian en Zillow y Realtor.com. Lo cierto es que la apreciación continuará su ascenso, sólo que quizá con menos vertiginosidad.

Por lo pronto, es vital educarse intelectual como financieramente, de lo contrario, termina uno asalariado toda la vida para pagar deudas e hipoteca, y se pierde la posibilidad de construir su riqueza por andar detrás de falsas promesas de bienestar.

Como Millenial, me he visto forzado a repensar el fin de adquirir una propiedad, y esto me ha llevado a diversas formas como el FHA (Federal Housing Administration), OPM (Other People’s Money), HELOC (Home Equity Line of Credit). Y he corroborado que el primer paso hacia los pininos de la libertad financiera comienza con la conversión del máximo pasivo en un activo. A Dios le pido que nos guíe en esa dirección.

De modo que el colapso de las quince torres pareciera una terrible premonición del desplome del mercado mundial. Quizá es una metáfora de la incapacidad de proveer efectivamente vivienda para la multitud humana actual. O quizá es un espejo de lo que sucede cuando la ambición es más grande que la capacidad. 

Cómo dicen, ya veremos qué pasa. Pero algo sí es cierto, no es lo mismo pasar el huracán preparado que desapercibido. Quizá hay que prepararse con un poco de Bitcoin o S&P 500, pues si la casa colapsa, el dinero no queda enterrado debajo del colchón. Eso sí, la crisis aunque se disfrace de seda, crisis se queda.

Feliz Halloween y Feliz Día de los Muertos. ¡Larga vida a América!