Una ingesta de meconio durante un apagón energético en pleno período especial en Cuba en el ‘93 casi le arrebata al mundo la voz de Elizabeth Sánchez, pero gracias a la actitud positiva de sus padres y ella, hoy disfrutamos de su nobleza y su canto.
La infancia
A las 11 p.m. del 10 de marzo de 1993, Elizabeth Sánchez comienza su labor de parto en Placetas, Cuba. A oscuras y junto a su esposo, Ricardo Sánchez, caminaron el kilómetro que los distanciaba del hospital. Al llegar, el doctor internó a Elizabeth pues ya contaba con 3 centímetros de dilatación. A las 3 p.m. del 11 de marzo, el parto se complicó pues Elizabeth estaba rodeada de meconio, signo de la ausencia de oxígeno en su bebé. A las 7 p.m. intervienen a Elizabeth con una cesárea para salvar a la niña.
En medio del cansancio, a Elizabeth sólo le dicen que la niña está bien, pero en realidad se encuentra a 33 kilómetros de distancia en el hospital de Santa Clara, recuperándose del nacimiento pues había sufrido tres paros respiratorios y el tejido pulmonar estaba deteriorado debido a la ingesta de meconio.
Mientras Elizabeth se recuperaba y esperaba a que le dieran de alta en la clínica, Ricardo estaba en el hospital de Santa Clara junto a su hija sin poder apartarse pues le habían advertido que la niña podía morirse en cualquier momento. Y no fue sino hasta cinco días después de nacida que Elizabeth pudo conocer a su hija en la sala Aislados 1.
La vista fue difícil de digerir. La recién nacida Elizabeth estaba verde debido a una infección generalizada en el cuerpo causada por la Klebsiella. Elizabeth hija no reaccionaba a estímulos superficiales y se le diagnosticó muerte cerebral, por lo que les recomendaron a los padres desconectarla del respirador que la mantenía viva. Pero ellos se negaron.
A los 30 días les dieron de alta del hospital y Elizabeth junto a Ricardo se marcharon a casa con una Elizabeth frágil, inactiva, sin vitalidad e inmóvil del lado izquierdo.
“Yo decidí crear una serie de ejercicios para estimularla. Dos años la estimulamos diariamente, quince a veinte veces al día,” dijo Ricardo.
Elizabeth comenzó a caminar, hablar y a comunicarse, pero los padres dicen: “Nosotros notamos que ella estaba un poquito más atrasada que los demás niños, pero consideramos que es un milagro.”
La escuela y la crueldad infantil
Al comenzar el colegio, las dificultades de aprendizaje e intelectuales de Elizabeth se hicieron más evidentes. Una profesora del jardín les dijo que era mejor que la sacaran del colegio, pues ella no iba a aprender. En el ’97, la familia se fue a República Dominicana con Ricardo y Elizabeth como misioneros de la Iglesia Cristiana Bautista.
La dificultad de aprendizaje de Elizabeth pronto la reconocieron los niños en el nuevo hogar. Lamentablemente, durante ese período Elizabeth vivió un acoso escolar sumida en el silencio, pues a pesar del diagnóstico oficial de Discapacidad Intelectual Severa, ella era lo suficientemente sensible como para no preocupar a sus padres con aquello que vivía. Los maestros la rechazaban, los compañeros del colegio le hacían cánticos de burla y la encerraban en el baño a oscuras, la risa generalizada frente a su incapacidad de resolver un problema de aritmética que para otros era sencillo la perseguía hasta en los sueños.
Sin embargo, gracias a su actitud inquebrantable cargada con esperanza, Elizabeth no se dio por vencida.
“Ella siempre estuvo muy positiva. Cosas que eran oscuras, ellas las trataba de transformar en luz. Le inculqué fortaleza y que no creyera en ningún ‘no’. Siempre estuvimos enfocados en luchar y hacer cosas. Y que, si no se lograba hacer lo que el mundo considera ‘normal,’ alguna ventaja íbamos a tener,” dijo Ricardo.
Además, Ricardo dice que Elizabeth cuenta con una capacidad impresionante para perdonar, amar, buscar la felicidad en medio de la dificultad, “Es lo que ella me ha enseñado, que se puede estar acabando el mundo, pero hay que concentrarse en lo poquito que puede haber positivo en medio de la gran dificultad, y eso hacerlo crecer.”
En el 2004, la familia Sánchez se mudó a Estados Unidos para poder brindarle a su hija mejores condiciones de vida. Aquí encontraron que existen las oficinas de Vocational Rehabilitation del gobierno para ayudar a familias con niños con ciertos tipos de discapacidad.
“La mejor forma de llegar a esas oficinas es a través de la escuela. Aunque muchas veces ni las escuelas saben.” Las oficinas brindan apoyo financiero, psicológico, educativo, laboral y hasta incentivan la creación de empresa. “Lo que estas oficinas quieren es lograr la independencia económica de los niños y jóvenes con discapacidades físicas o mentales.”
Sin embargo, a pesar de que la la familia Sánchez estaba unida y ejercía la paciencia ante criar una niña con la condición de Elizabeth, el padre confesó: “Hubo momentos de desesperación, en que parecía que todo se había acabado. Pero con mi esposa conversamos y dijimos ‘Esta energía la tenemos que gastar en ayudar a la niña.’ Fuimos pacientes. Entendimos sus dificultades y nunca las negamos. Así mismo reconocimos sus habilidades y nos concentramos en reforzarlas.”
Elizabeth luchó contra la muerte y venció. Pudo entrar a la universidad y graduarse a pesar de que al principio no la aceptaron y cantó en la ópera de Miami. Ahora, a sus 26 años, está dedicada a la música y abrió la fundación Nace una Esperanza para ayudarle a niños que se encuentran en situaciones similares.
“Hay gente que puede estar pasando por algo cercano a lo que ella pasó y se pueden dejar vencer. Ella quiere que la gente crea que hay esperanza y que se puede vivir de otra forma. Que todo está en cómo aceptes el momento que estás viviendo. Es algo que depende de tu capacidad de entender el momento difícil y de concentrarte en que no puede aplastarte. Siempre hay una forma diferente de enfrentar las cosas para el bien de uno.”
La voz del amor
Al conversar con Elizabeth, su voz es dulce con un tono suave, delicado y pausado. Su rostro sonríe con amabilidad y responde con paciencia y sinceridad. “Cuando canto siento amor, tranquilidad y felicidad. Creo que transmito felicidad a las personas que me escuchan.”
Al componer, Elizabeth se inspira en cómo ha pasado su vida y en todo lo que ha podido superar. “Así quiero que sean mis canciones, motivacionales para todo el público. Todavía no tengo un álbum, pero ya va a salir pronto al mercado uno titulado Nace una Esperanza.”
Elizabeth le canta “Al amor no correspondido por personas que no te quieren por como tú eres. Es un amor de perdón y de que te acepten. A mí el amor me sanó. Si no hubiera sido por el amor de Dios y mis padres, no habría sanado completamente. El amor sana mucho si lo haces de verdad, con el corazón.”
Elizabeth quiere que su voz anime a la gente cuando está triste, “La tristeza se va. Es un tiempo feo, pero se va. Y después viene la felicidad. Primero quererme como soy, porque si tú no te quieres a ti mismo primero, no vas a poder querer al resto de la gente. Verte tú, respetarte tú, ver que sí eres importante en este mundo y gracias a eso, si lo tienes bien calculado en tu mente y tu corazón, lo vas a poder transmitir a las demás personas.”
Elizabeth actualmente está trabajando en su álbum, y aquí nos dejó un canto a capella de su primer sencillo, Nunca dejes de amar.