Asilo, activismo, autoría: Entrevista a Las Autoras de “The Book of Rosy”

Por Tyler Fisher and Samuel Olivo, Jr.

En nuestra edición anterior, Tyler Fisher y Samuel Olivo reseñaron The Book of Rosy: A Mother’s Story of Separation at the Border (HarperCollins 2020) de Rosayra Pablo Cruz y Julie Schwietert Collazo. Publicado simultáneamente en inglés y español, el libro narra la experiencia de una madre guatemalteca en busca de asilo en Estados Unidos, y la participación de la fundación concurrente de Immigrant Families Together (IFT), una fiorganización benéfica que le ayudó a reunirse con sus hijos. Ahora, en una entrevista exclusiva para América Magazine efectuada el 17 de julio, las autoras nos comentan sobre la situación actual y sus perspectivas sobre colaborar en una crónica migratoria.

América Magazine: Buenos días, Rosy y Julie, y bienvenida a los Estados Unidos, Rosy.

Rosy: ¡Gracias!

AM: Es un gran logro, y un logro además es la publicación de este libro. Felicidades a las dos.

Julie: Gracias.

AM: Su libro se destaca por su modo de entretejer dos voces. Pero antes de hablar del libro, ¿cómo están ustedes?

Julie: Estamos bien dentro de lo que cabe en las circunstancias. Tenemos la salud, que Rosy siempre dice—y tiene razón—que es lo más importante. Nosotras dos hemos podido apoyar a varias personas a través de la epidemia. En cuanto al lanzamiento del libro, el COVID acarreó la cancelación o aplazamiento de muchas presentaciones y charlas, pero estamos logrando la meta que siempre tuvimos, la cual fue abrir un diálogo, sobre todo entre personas que pensaban que el tema de inmigración no les interesaba o no les afectaba mucho.

Rosy: Lo que a mí respecta, recalco lo que Julie dijo: mi familia de salud está bien, gracias a Dios. Yo no me canso de agradecer las maravillas que ha hecho en nuestra vida, ellos saben que si estoy bien, ellos están bien, y si ellos están bien, yo estoy bien: es una cadena.

Creo que los planes de Dios son perfectos. Eso ha sido el pilar más fuerte en mi vida: confiar siempre en Dios, y que todo lo que pasa, pasa por una razón, incluso esto del COVID. No me alegro de todo lo que está pasando, sin embargo, ha traído algunas secuelas buenas en mi familia, y debido a esto mis hijas no han salido [de Guatemala]. Están en casa con mi madre, en mi pueblo. Gracias a Dios, han estado bien y tranquilas, y eso me tranquiliza mucho. Ha llegado más presencia policial, militar. Entonces, siento un poco más de seguridad por ellas, y digo que Dios tiene un plan perfecto para todo. De todo lo que nos pasa siempre sacar las cosas buenas, eso nos ayuda y nos impulsa a continuar.

Mis hijas ya están en un proceso de asilo. Mis hijos igual. Para ellos, los casos tomaron rumbos diferentes, igual desde que llegamos a la frontera [en abril de 2018], nuestros casos los separaron. He ganado el asilo pero mis hijos aún están en trámite. Ellos tienen la Visa U, pero el proceso del asilo aún está en camino.

AM: Y en el lado personal, ¿siguen aclimatándose usted y sus hijos como lo describe el libro?

Rosy: Sí, como seres humanos somos adaptables, pero siempre nos lleva un tiempo, un proceso, para eso. Seguimos acomodándonos, estabilizándonos. No es fácil.

AM: Gracias por ponernos al día, Rosy. Ahora bien, la práctica de separar a familias, formalmente se ha terminado, pero sabemos que algunas familias siguen separadas.

Julie: Oficialmente se acabó, pero la práctica de separación sigue aún. En este momento no lo están haciendo porque la frontera está básicamente cerrada debido al COVID, pero anteriormente siguieron separando a familias, sobre todo a niños que llegaron con un miembro de la familia que no era su mamá o su papá. Si vienen con un hermano mayor, un tío, un abuelo, siguen separando a las familias. Obligan al adulto a hacer una prueba de ADN para probar la relación.

Rosy: A mí me hicieron la prueba de ADN. Hacían grandes filas para hacer las pruebas para cada padre. En ese sentido yo creo que estuvo muy bien para mí, porque en muchas ocasiones los niños son secuestrados, son robados. Esa medida sí era muy necesaria como forma de seguridad. En mi caso, no me sentí mal, porque dije, pues, son mis hijos y los voy a reclamar. Sin embargo, el extremo de la restricción al acceso a nuestros hijos, eso ya no, no está bien.

Julie: Hay tres centros de detención familiar en EE.UU.: Karnes [County Residential Center] y [South Texas Family Residential Center en] Dilley en Texas, y Berks [County Residential Center] en Pennsylvania, y actualmente hay una circunstancia que nos preocupa mucho. Hace poco una jueza federal declaró que los niños tienen que estar liberados debido a la amenaza de COVID, pero ella no tiene la autoridad de exigir que los suelten junto con sus padres. Entonces, los activistas de inmigración están preocupados que entren en la misma condición que sufrió Rosy y sus hijos. Es decir que, sí, sueltan a los niños, pero los envían a albergues, mientras sus padres siguen detenidos. Así que estamos monitoreando esa situación.

El COVID ha impactado las familias que apoyamos como organización. Hay varias personas que se han infectado con COVID, o que tienen familiares que se creen positivos. La mayoría de las oficinas de inmigración han permanecido cerradas, estorbando los procesos legales. Entonces, aunque hemos estado mayormente en casa, seguimos en contacto con mucha frecuencia con cada familia para averiguar dónde están en su proceso, cuáles son sus necesidades actuales. Un proyecto que iniciamos este año provee apoyo a las personas actualmente detenidas. Todos los días hablamos por teléfono con las personas en detención. Para ellos es aún más estresante esta situación del COVID, porque están expuestos al virus, y también el proceso legal se ha parado debido al virus.

AM: Es como estar encerrados dos veces, como una vez más encerrados. Y es su punto fuerte, Julie, eso de organizar desde lejos. Se ve con claridad en el libro su capacidad de desplegar apoyo a muchas personas a grandes distancias. En cuanto a los números, ¿actualmente, cuántas familias están en el proceso, o en los varios rumbos, como dice Rosy?

Julie: Tenemos 120 adultos para quienes hemos pagado fianzas, y aparte de ellos apoyamos entre dos o tres docenas de personas a través de otras organizaciones.

AM: Un aspecto interesante de su libro es que, aunque su caso quizás no sea el caso más emocionante o más llamativo, es un caso representativo, y eso de exponer una historia representativa es sumamente importante. Pero colaborar en esta representación, ¿cómo ha sido escribir una historia personal utilizando dos voces alternas?

Rosy: El proceso para mí fue algo muy nuevo. La verdad es que nunca lo había hecho y no ha estado en mis planes, pero Julie ha sido fundamental en este proceso. Pudimos compactar bien porque es una persona que escucha y entiende mucho la vida de otra persona.

Para mí ha sido algo terapéutico, porque, aunque me ha afectado volver a recordar y revivir todos esos lapsos de mi vida, tengo menos miedo de hablarlo. Ya no duele tanto. Ha sido, en un sentido psicológico, muy bueno. Aunque ya para mi vida personal, para mi familia, todavía estamos un poco temerosos de lo que vaya a pasar porque a mi país no ha llegado. Yo sé que no tenemos grandes cosas de lo que se habla, más de lo que he vivido, cosas que realmente han pasado. Sin embargo, debido al entorno en nuestro país, la poca protección, una sola palabra puede ser distorsionada. Por otra parte, lo sentí muy necesario hablar de mi historia, porque sé que, como yo, muchas personas han sufrido y siguen sufriendo, y sufrimos en silencio. Nadie se puede enterar de lo que está pasando si alguien no se atreve. Exponer mi vida no ha sido fácil, pero lo creí necesario. Por el bien de todos, por el bien de los que aún no pueden hablar, es bueno que alguien se entere de cómo las cosas pasan. Digo siempre a mis hijos, a veces vemos una flor tan hermosa y no sabemos el proceso que ha pasado. Vemos un árbol frondoso y hermoso, y no sabemos lo que ha pasado, incluso un árbol que está todo marchito y no sabemos la raíz, cómo está. Eso es la inspiración para hacerlo, para contar de mi vida.

Julie: Siempre digo que Rosy, y también sus hijos y su familia entera, son muy generosos con sus palabras. They’re very good storytellers. La historia de Rosy es importante porque representa la historia de muchas personas, y de muchas que no se sienten libres de hablar de sus experiencias. Lo que hemos encontrado a través de la organización es que hay muchas personas que tienen temor de hablar, sobre todo porque su confianza ha sido abusada una y otra vez. Sus palabras han sido usadas en su contra.

Lo que aprecio de Rosy es que, aún si tuvo miedo, se sintió el compromiso y la necesidad de hablar, no solamente para ella, para desahogarse de su experiencia, sino también para poder traer luz a un lugar bastante oscuro, un lugar donde hay muchas personas, y muchas de ellas en el silencio.

Rosy: Algo que realmente me empujó es lo que prometí a una compañera en detención, que si yo salía y tenía la oportunidad de hablarlo, lo iba a hacer por esa compañera. Ella estaba tratando de pelear su caso porque la iban a deportar. Recuerdo que tuvo la oportunidad de enfrentarse a los de ICE, y la estaban obligando a firmar. Ella dijo que no iba a firmar. Le dijeron que si no firmaba, que la iban a encerrar, pero dijo que si la encerraban, iba a hacer todo lo posible por hablar. Entonces, fue una confrontación así muy fuerte. Ella tenía contacto con unas personas de afuera, e iba a llegar un periodista. Nos encerraron a todas, y ella lloraba: “Era mi única oportunidad de hablar. Es increíble que aquí no podemos hablar y nadie nos escucha. Si gritamos, ¿quién nos va a escuchar? Ellos son nuestros dueños.” Al verla así me dolió muchísimo, y le dije: “Ponga su confianza en Dios, que Él no nos va a fallar.” Y ella decía: “Es que quiero salir.” Fue algo muy difícil realmente ver esa escena. Le dije: “No sé quién vaya a salir, pero quien salga tiene que hablar, y tiene la oportunidad, hable.” Dios me dio esa oportunidad a mí, y por esa oportunidad, decidí hablar.

AM: Ya que esta anécdota no aparece en el libro, tiene que ponerla en la secuela… Pero, en serio, ¿piensan escribir un segundo libro con las noticias más actuales? Porque The Book of Rosy ya es un libro muy actualizado, que narra casi el mismo mes de su publicación.

Rosy: No sé. En lo personal, sí estaba analizando y pienso que sería muy bueno un segundo libro, pero quiero esperar un poco más por lo de mis niñas. Eso es algo para mí muy importante. Y, sí, probablemente haya un segundo proyecto.

AM: Pensando en eso, ¿cuáles son los modos más eficaces de representar las experiencias migratorias hoy en día?

Julie: Nuestro agente me contactó para pedir una propuesta del libro después de que un artículo sobre nuestra organización IFT se publicó en el New York Times. Escribí la propuesta para un libro sobre IFT. Un día me dijo: “Mañana voy a reunirme con la editora de HarperCollins, y tiene que hacer una revisión porque de verdad a nadie le interesa la organización como tal. Les interesa la historia de una sola persona.” Al principio no me gustó la idea, no porque no me di cuenta que tenía razón sino porque no quería escoger una sola persona. ¿Cómo uno puede escoger entre tantas historias una que sea la más representativa? Él escogió la persona, y me dijo: “Si tu meta es contribuir a la conversación acerca de la inmigración, tienes que hacer una historia personal, tienes que hacer al lector sentir the stakes de la experiencia: por qué huyen las personas, cómo es la experiencia de viajar para acá, la experiencia del proceso de inmigración, cuando la gente dice, por ejemplo: ‘Tome un número y hágalo de manera legal’.” Tenía toda la razón, y lo que estamos viendo en la respuesta al libro es que sí, los lectores están muy interesados en entender el fenómeno de la inmigración a través de la historia de Rosy, porque les ayuda a entender. Crea una oportunidad para que hagan preguntas acerca del tema.

AM: Sí, porque ya no son meras cifras, son personas de carne y hueso. ¿Cuáles son las necesidades más urgentes hoy en día?

Julie: La necesidad más urgente es al nivel sistémico, porque la Administración actual está casi cada día cambiando la política o tomando su autoridad para hacer cambios que van a afectar a todas las familias que apoyamos durante muchos años. Varias familias no van a tener su primera audiencia ante la corte hasta 2023. Para las personas que les han negado el asilo, ahora pueden apelar, pero la Administración ha cambiado la composición del tribuno de apelaciones a una junta que es anti-inmigrante. Entonces, a pesar de que si cambiamos de gobierno en noviembre, hay huellas que van a durar mucho tiempo.

AM: Hay un legado, sí.

Julie: En el nivel estructural es urgente implementar una nueva política acerca de la inmigración, que permita un tratamiento realmente justo de cada caso. Lo que siempre decimos en IFT es que cuando nosotros hacemos la decisión de pagar la fianza de una persona, no estamos mirando sus méritos. No evaluamos la fuerza de su caso, porque siempre hemos dicho que eso es el trabajo de la corte. Sin embargo, lo que hemos visto con nuestros propios ojos es que la corte no es siempre justa. Así que, a pesar de todo el apoyo que organizaciones o activistas puedan prestar, hay mucha gente que será afectada negativamente por la política de esta Administración.

Rosy: Como dice Julie, lo más importante es cambiar el sistema político, que está hoy mismo marcando mucho la vida de los migrantes. Este sistema ha llegado a formas inhumanas, como de: “oye, eres como un extraterrestre y no puedes venir,” y no debería de ser. Ha sido algo muy cruel.

AM: Es cierto que desde el lenguaje se puede provocar la exclusión y la rarificación de la diferencia hasta el punto de llamar alien al migrante. Hacerlo tan diferente que es imposible relacionarse a él. Además, es cierto que la influencia de un líder político va más allá de su administración, por eso es tan necesario prestar atención a la voz de aquellos que viven una situación, sobre todo cuando la cobertura mediática es superficial y hasta cierto punto censurada debido a la obviación selectiva de información. Escuchando la diferencia es la única manera que se puede forjar una opinión concienzuda e informada.

Y, bueno, en todo caso, tengo otra pregunta. All the time that you’ve been here, have you been working? How are you doing during the pandemic? Are you just working with Immigrant Families Together, or also working other jobs?

Julie: For me, and for my husband Francisco, who is the co-founder, yes, we’ve still been working full-time, although Immigrant Families Together has always been more than a full-time job. Fortunately, a lot of my freelance work has still kept up, so a lot of fact-checking, translation, and editing work has still been coming in. So that’s been good. Rosy got her work permit very, very shortly before the pandemic and actually was supposed to start a job right before New York City shut down, so that was frustrating for her, and for a lot of the families in New York. The interesting thing is that a lot of the people and families we support in New York got their work permits right before COVID. In a way, it’s lucky that they did because what’s happened since then—something that has come out in the past week—Immigration literally turned off the printers for printing out work authorization permits, so people whose permits were in process, nothing’s happening with them.

But one of the good things that’s happened for Rosy during all of this, of her own accord she started doing FacebookLive videos, teaching people how to store and preserve food and how to cook certain things. That, actually, is potentially leading to a job of her getting paid by another mutual aid organization, to do videos for their recipients. Some friends of ours here in New York started a mutual aid society right after COVID started and their basis is to provide groceries to folks who are undocumented, and because the friends of ours run this group they offered to take on the responsibility of providing groceries for the families that we have in New York, and I happened to mention to the founder one day, “Look, Rosy’s doing these amazing videos. They’d be a great resource.” And they said “Oh my gosh, we should actually pay her to do this,” because they just partnered with someone else and they were able to scale and provide food at a much bigger level, but they’re also providing food that some of their target recipients are not familiar with and so she’s going to be doing these videos where she teaches people, for example, how to use [¿tinned?] zucchini. I keep joking with our publisher, but I’m not really joking, like, that should really be her next book. And the videos are amazing because they weave in all these life lessons, and she has these pep talks: ‘We’re going to get through this,’ ‘We have to have faith.’ People have responded really amazingly to the videos, and she actually started a page. I’ll send it to you. And now all these people like it. What started as an effort to entertain herself in quarantine and stay connected with family and friends has turned into something much bigger. Verdad, Rosy, que lo del Facebook Live se convirtió en un proyecto mucho más grande que pensaba?

Rosy: Efectivamente.

AM: Rosy y Julie, valoramos su tiempo y sus perspectivas. Muchísimas gracias a las dos, bendiciones, felicidades.

Rosy: Gracias por así seguir tomándonos en cuenta, y agradecemos realmente el interés que tienen en este proyecto.

AM: Es nuestro pequeño acto, digamos, de aumentar la conciencia también al lado de ustedes.